Introducción
Mi nombre es Ana. Tengo un poco más de treinta
años. Y dejémoslo ahí, dicen que a una dama no se le pregunta la edad exacta y
a mi menos. Cree este espacio para contarles un poco sobre las situaciones
diarias que vivimos las mujeres solteras, o por lo menos yo. Igualmente, no soy
la única en este rebaño de féminas sin rumbo, sin compañía, sin, sin, sin y
sigue la lista. ¿Seremos unas sueltas irremediables? Muchos dirán que con la
edad se incentivan los rasgos característicos de cada uno, como que cada quien
se afirma en sus cualidades, en sus defectos, en sus formas y diretes. Yo creo
que con la edad lo que se marca a fuego es ese mambo característico que traemos
desde hace rato. Y yo tengo mambos…bah como todos creo, el que no fue alguna
vez a un psicólogo a tratar un temita es porque no se dio cuenta que lo tiene o
porque no quiere aceptarlo. Pero bueno, más allá de los mambos ajenos acá vamos
a contar los propios, los míos, los de mis amigas, los de los hombres con los
que nos cruzamos...Los seres humanos somos una especie de enjambre, todos nos
conectamos y en algún punto algo de lo que digamos, algo de lo que vivamos, se
tomará como propio.
Alguien olvidable…
Estaba llegando tarde, mis amigas hacía rato
que me esperaban, no podían empezar sin mí. Lucía quería contar su experiencia
del sábado a la noche pero necesitaba que estuviéramos las cinco presentes,
como cada lunes desde hacía unos años. No le gustaba que alguna se enterara de
segunda mano lo que ella había vivido en carne propia. Ella y solo ella era la
indicada para contar, con expresiones, gestos y demás cada uno de los detalles
de su encuentro con un tipo que había conocido por chat. Nos juntábamos en un
bar devenido a menos, no era demasiado glamoroso pero hacían unos postres
riquísimos y entre charla y charla consumíamos todo lo que Jorge, nuestro
servidor preferido, nos traía. Como pude llegué al lugar, sin antes recibir
algunas críticas manifiestas por parte de mis compañeras…
-Era hora, hace veinte minutos que te esperamos
¿Dónde estabas? Pará…venís con una bolsa, o sea te compraste algo ¿Qué te
compraste? No me digas que te fuiste a ese negocio que te dije… ¿viste lo lindo
que es? A ver mostrame daleeeeee… ¿no te habrás comprado la remera que me
gustaba no? Te matooo…o pensándolo bien, mejor, así yo no gasto y te la pido
prestada ¿es esa no? ¿Me la prestas el sábado?
-Pará Mica, si fui al negocio pero me compre
una bombacha nomás, porque no era tan barato como me dijiste. Igual está bárbara,
no se para qué me compro lencería erótica si después nadie me la mira, ni se
para que hago el intento ¿Pidieron algo?
-Sí, ya te pedimos lo de siempre…una lágrima
con tres medialunas dulces ¿era eso no? Jorge ahora las trae dijo, cuando
estuviéramos todas.
-Sí, si buenísimo, yo sigo comiendo y reviento
pero bueno mañana empiezo la dieta…y Lu, contanos ¿qué tal te fue?
-¿Para que contarles amiga?…lo de siempre, no
era para nada parecido a la foto…es un guacho, me engaño mal, bue algo parecido
era en realidad pero yo lo había visto más lindo, no sé bien como lo vi, me
parece que tengo que ir al oculista…
-Eso porque te empeñas en conocer tipos por
ahí, cuantas veces te dije que me acompañes al club los sábados a la tarde,
lleno de rugbiers está.
-¿Te invitó alguno a salir? Que yo sepa la
única palabra que cruzaste es un perdón cuando te chocaste a uno a propósito,
ni te miran esos tipos…
-No me miran porque voy sola, si fuera
acompañada seguro…dos chicas atraen más que una.
-Ya te expliqué que no me gustan los rugbiers, a
mi me gusta otra clase de hombre.
-Sí, los nerds pseudointeresantes delante de la
computadora, ahí cualquiera se hace el lindo, nadie los ve, pero los
rugbierssss por favor, a esos si les ves todo, músculo por músculo,
transpiración por transpiración, no sabes como corren esos tipos, la fuerza que
tienen, me acuerdo yyyyyy….
-Te va a hacer mal Florencia, ya te lo
dije…algún día vas a tener una sobredosis de calentura. Bueno che, seguí Lu,
quiero saber que pasó…
Lucía nos contó que Martín, el chico que
conoció en una página de citas intitulada “Sexy o no” no habría resultado tan
interesante como aparentaba en el chat virtual. Era más pelado y más petiso que
en la foto de perfil, tartamudeaba un poco al parecer por nerviosismo y estaba
terriblemente mal vestido. Apenas lo vio dijo “me voy a mi casa”, pero intentó
darle una oportunidad. ¿Para qué? ¿Para qué NOS damos una oportunidad? porque
no se las estamos dando al otro, nos la damos propiamente…el chico era
visiblemente aburrido, no la atraía ni vestido con quinientos imanes encima,
pero una se mantiene firme ahí…si se fue a la cita se llega hasta el final, por
ahí por obra de no sé qué santo dispuesto a ejercer el milagro, tal vez, al
finalizar la noche termina gustándonos. Pero este no fue el caso, el muchacho
en cuestión se puso un tanto amarrete en cuanto a lo que debían pedir, “con una
cervecita y una picada para uno nos arreglamos, yo no tengo mucho hambre” dijo,
pero yo sí pensó Lucía. Si te invitan a comer, te invitan a comer, si no
invítame a tomar un trago paparulo…una pasa todo el día produciéndose para terminar
comiéndose dos aceitunas y un pedazo de queso rancio. Bueno, la noche siguió
sin que Lu le encontrara nada interesante al muchacho frente suyo, lo de sexy o no era un no irremediablemente.
Pero como esas situaciones suelen ser incómodas y una no sabe cómo actuar, mi
amiga terminó acompañada a su casa, regalando un beso obligado a alguien
olvidable. Culminando con su crónica aseguró, como tantas veces antes, que iba
a cambiar la forma de relacionarse con hombres y le aceptó la invitación a
Florencia, el sábado la acompañaba al club a ver a esos rugbiers prometiéndose cerrar
la computadora, por lo menos por el fin de semana. Eso en ella ya era mucho.
Sin desmerecer a las personas que se nos cruzan
en el camino, que como posibilidad pueden gustar o no, yo mantengo la creencia
de que hay un roto para un descocido,
frase legada por mi abuela por si preguntan, pero se ve que mi roto y el de mis
amigas anda perdido por algún lado. Porque hace rato que se busca pero no se
encuentra…y en el afán de encontrar el correcto, nos ponemos adelante a
muchísimos incorrectos.
Myiopsitta Monachus
Jorge se había equivocado con el pedido, ese
día le cambié el menú y se ve que lo desoriente. Suele pasarme con los hombres,
los confundo dice mi psicóloga. Mis amigas ya estaban por la segunda tanda de
cafés, inmersas en una charla contando lo barato que estaba todo en
Falabella cuando Florencia rompió en
llantos. Así de la nada, como raramente lo hace…
-Les juro que no aguantaba más, no quería
traerles mis problemas del trabajo pero si no lo cuento estallo amigas…
-¿Qué te paso?
-Que Alicia, la gorda de contaduría la tiene
conmigo. Se la pasa hablando de mí. Ya le contó a toda la oficina que estuve
con Marcos, el cadete. Me encaró Sofía hoy y me preguntó. Yo se lo quise negar
pero me dio lujo de detalles. Tengo miedo que me haya filmado la muy guacha, porque
no puede saber tanto. Y creo que lo de Fernando, mi encargado, se enteró también.
Porque cada vez que pasa me mira con cara rara…
-¿Vos estuviste con Fernando? ¿Tu jefe?
-Si Victoria, lo conté hace dos meses más o
menos…parece que no me escuchas cuando hablo.
-Si te escucho Flor, pero me pierdo entre
tantos nombres, no lo había asociado.
-¿Vos también me vas a juzgar?
-Pero no nena, yo te quiero así…turrita ja
-No estoy para bromas, en serio les digo…esa
gorda se la pasa hablando ¿no tiene vida
propia?
-¿Le dijiste algo?
-Sí, hoy la agarré…le dije que en lugar de
meterse donde no la llaman que empiece a hacer su trabajo como corresponde, que
yo también puedo hablar de que esconde comida en los cajones que hay en su
oficina y que se la pasa mirando videos de Arjona por Youtube en horario
laboral, pero prefiero no hacerlo porque se darían cuenta de lo inservible que
es…
-¿Y qué te contestó?
-Que no sabía de lo que estaba hablando, que a
ella no le importaba lo que yo hacía, pero que tuviera cuidado porque mis
gemidos se escuchaban inclusive desde el baño que queda en el fondo del lugar…
-¿Vos estuviste con alguno en la oficina?
-Sí…con los dos, pero pensé que no había nadie,
fue siempre después de hora, estaba segura que el lugar era todo para mi…lo que
pasa que se ve que la gorda se queda porque no tiene otra cosa mejor que
hacer…le contesté que se compre una vida, que cierre la boca y que era la
típica cotorra envidiosa.
-¿Le dijiste cotorra?
-Si eso es…es la típica cotorra argentina.
Myiopsitta Monachus es el nombre
científico que se le da a la cotorra argentina. La cotorra no está sola dentro
de este grupo de aves, tiene parientes como loros, cacatúas, guacamayos y otros
bichitos de la especie. Cualquier
variante de esa familia le hubiera ido como mote perfecto a Alicia. Sé que Florencia
tiene una vida sexual muy activa, su gusto es muy amplio y variado, también que
suele desubicarse en los lugares que elige para llevar adelante su ejercicio.
Sin embargo, me pregunto ¿importa tanto lo que hace el otro? Y si importa… ¿importa
para uno o es un pasatiempo bastante bizarro? ¿Qué le encontramos de
interesante saber con quién se acuesta el vecino? Y siendo esto insuficiente
¿por qué debemos transmitirlo cual telegrama al primer conocido que se nos
cruza?
Según estudios realizados el
chisme parece ser más poderoso que los hechos consumados. O sea, a nadie le
importa si Florencia realmente se acostó con el cadete, con su jefe, con el
quiosquero o con el que vende pulseritas a dos cuadras…lo que importa es el
chisme en sí, el cotorreo. Puede ser Florencia o cualquier otro el objeto de
interés para aquellos que priorizan la vida ajena por sobre las suyas. Tampoco
me voy a hacer la desentendida del tema. Las mujeres somos un poco chusmas y lo
reconocemos. Solemos hablar de lo mal vestida que estaba el otro día la que
vive en el 5B o cuales fueron las razones de la ruptura de los vecinos de mi
abuela. Ni los conozco pero como se separaron y supuestamente hubo infidelidad
es más interesante una historia cercana que la que pasan en la novela de la
noche.
Que tal me dijo esto, que aquel
me dijo aquello, hablamos en mayor o menos medida, hablamos por hablar…hablamos
sin saber. Todo parece divertido hasta que nos toca de cerca, hasta que se
meten con nosotras o en este caso con una de mis mejores amigas. ¿Y qué hacemos
ante ello? Reaccionamos al estilo de los trescientos espartanos que intentaron
luchar contra el imperio persa…ellos se quedaron con la gloria pero no con la
victoria, nosotras ni con una ni con la otra. Frente al poder del mensaje
truculento y morboso se puede hacer muy poco. Yo le quisiera coser la boca a
Alicia con puntas bien finitas como para que le duela. Me tocó a mi amiga.
Ustedes entienden ¿no? En esta especie de secta de las solteras de los lunes,
molestan a una, molestan a todas. Dirán que Florencia debería dejar de hacer
cosas para que los otros hablen o hasta pueden aconsejar que haga oídos sordos.
Pero eso es fácil decirlo y muy arduo cumplirlo. Las primeras que deberíamos cosernos
los labios somos nosotras mismas. Tal vez…y sólo tal vez, si cerramos la boca y
demostramos con el ejemplo esto pare, aunque la cotorra argentina aparentemente
tiene su nido bien instalado.
Porción
doble
Afuera llovía como si fuese la última vez que iba a
caer agua del cielo, mis amigas esperaban el postre…café para todas, menos para
Flor que ama el capuchino. Es con lo único que no tiene un gusto variado. Yo ya
estaba en mi segunda porción de torta de chocolate cuando Micaela, que hacía
rato que estaba inquieta, dijo con ese desenfreno que la caracteriza…
-Mañana tengo una cita, con un chico que conocí hace mucho
pero recién hace unas semanas se animó a decirme algo más.
-¡No me digas! ¡Qué bueno! Yo también tengo una cita
mañana, pero lo mío viene serio…
-Vos siempre vas a lo serio Victoria, además ¿cómo
sabes si ni siquiera te encontraste con el tipo todavía?
-Es que me doy cuenta por cómo me habla…chicas yo sé
de esas cosas…ayyy me enamora cada vez que charlamos. Quedamos en ir a un
barcito por la costanera pero a la tarde, yo me había hecho la ilusión de tener
una cena a la luz de las velas, pero bueno…peor es nada ¿no?
-Seguí con la cursilería nomás…nosotros también vamos
por la costanera, a cenar, pero a mí no me gusta eso de las velas, le dije de
hacer algo tranqui…cerca de donde suelo ir a correr.
-Ahhh yo también voy por ahí…que risa si nos cruzamos
amiga. Lo bueno es que voy a conocer a tu candidato ¡me encantó!
-No creo Vicky, vos vas a la tarde, yo a la noche
¿Donde conociste al padre de tus hijos?
-¿Quién te dice? Nunca se sabe…por ahí no nos podemos
despegar y la tarde se hace noche y…trabaja en el negocio de repuestos a la
vuelta de la casa de Flor ¿ubicas?
-Sí, mucho ubico. ¿Quiero creer que no estás hablando
de Lucas, no?
-Sí, del mismo. ¿No me digas que lo conoces? ¿Viste
que lindo que es?
-Sí, vi Victoria, él es mi cita también.
-No me digas eso, es joda ¿no? Por tu cara veo que no
me mentís…o sea ¿Nos chamuyó a las dos? ¿Sabe que somos amigas? Es para
matarlo… ¿Qué buscaba hacer?
-Estar con las dos boba…si le salía bien era un rey
pero bueno…no tuvo en cuenta esto de que el mundo es un pañuelo…ahhh tengo una
idea, no vayas a tu cita a la tarde y le caemos las dos a la noche…ahí va a
aprender a no jugar con nosotras jajaja…
-A mi no me da risa Mica…yo estaba ilusionada… ¿Qué
les pasa a los hombres? ¿Me pueden explicar?
-Esa es una pregunta que pocas mujeres pueden
responder. El grupo es reducido y a mí no me invitaron a participar…
Mantengo la creencia de que existe una gran diferencia
entre nosotras y los hombres, más allá de las que se ven a simple vista…mientras
que las mujeres cuidamos hasta el más mínimo detalle en una primera cita,
imaginamos lo maravillosa que será y que tal vez esa noche cortemos con la
racha de mala suerte que arrastramos desde hace años, para el otro bando es más
como una especie de desafío...
Para nosotras es, además, todo un ritual…comenzamos
desde temprano con la depilación, compramos alguna ropita nueva porque las que
poseemos no son acordes para la situación y hasta combinamos el color de uñas
con el de la vestimenta que usamos, por más que el esmalte que busquemos lo
vendan a treinta cuadras y tengamos que hacer el esfuerzo de ir caminando…
Para ellos, los de la vereda de enfrente, la cosa es
más sencilla. Se ocupan de cuestiones más relevantes y menos frívolas a su
entender…comprar una caja de preservativos y ver cómo hacer para que dos
mujeres, en este caso mis amigas, no se den cuenta del enredo.
No me gusta generalizar a los hombres, porque como las
mujeres no somos todas iguales, hay de los buenos…pero a esta clase de simio lo
conozco muy bien. Son capaces de engañar por el sólo hecho de acrecentar su
ego. Porque es lo único que desarrollan…su cerebro queda ahí, chiquito, sin
crecer…
Me duele por Victoria, su fácil enamoramiento la lleva
a sufrir y a cuestionarse todo…una situación así la descoloca. Si fuera por
ella se iría a vivir a Disney con las princesas de los cuentos. Micaela es
distinta, suele superar más rápido las desilusiones, se corre unos cinco
kilómetros, hace tres más en bicicleta, nada unas cincuenta piletas y vuelve
renovada…
Conociéndola a Vicky esto no era sólo una primera
cita, era también una segunda, una tercera…proyecta en demasía, idealiza
continuamente y no se da cuenta que para la otra especie, en ocasiones, somos
sólo un pedazo de carne, un lomito completo, una milanesa con papas o una
hamburguesa con aderezos, en todos los casos la idea es comer lo más rápido
posible. Y si es viable porción doble.
Necesito un fósforo…
Estaba un poco ansiosa. Había llegado a la cita
con mis amigas más temprano de lo normal. Soy siempre la que llega tarde por si
no se los conté. Pero bueno ese lunes era distinto para mí, necesitaba de mis
amigas…mucho necesitaba…
-Anoche salí con Ramiro otra vez muchachas…
-¿En serio Ana? Me alegrooo tantooo… ¿Cuánto
hace que no tenés más de diez citas seguidas? Es todo un record para vos…
-Sí Vicky, ya lo sé…por eso se los digo…yo más
que nadie me conozco.
-¿Es como un mes y medio ya?
-Sí, más o menos es el tiempo que yo
contabilizo.
-Bueno nena, daleee…larga prenda, si empezas
anoche salí con…una espera que continúes con la historia.
-Ya lo sé, pero no sé por dónde empezar…
-¿Vos no sabés?
-Me quede sin palabras y todavía no lo creo…
-Me pones nerviosa ¿Qué pasó?
-Estábamos en mi casa, preparándonos algo para
comer y veía que me miraba mientras cortaba papas y así de la nada lo largó…me
dijo… te quiero Ana…a mí…un te quiero, mientras cortaba papas… ¿pueden creerlo?
-¡Ahh me muero!! ¡Qué amor!!!
-Callate Vicky, no empeces… ¿Y qué le
contestaste?
-Gracias…hace mucho que no me quería un hombre.
Todavía me da vueltas esa contestación en la
cabeza. Es verdad que hacía mucho que nadie me lo decía y yo ya había perdido
el ejercicio de escucharlo. Pero fui un poco patética en la contestación ¿no?
El pobre muchacho esperaba un “yo también” o, por lo menos, alguna demostración
de cariño. Pero lo único que recibió fue esa frase desafortunada y a una
estatua delante suyo que se peló dos kilos de papas para no levantar la mirada.
Demás estar decir que dejamos de vernos a los días. Él no soportó la situación,
yo no soporté que no me soportaran.
Obviamente lo trabajé con mi psicóloga, después
de una larga charla me hizo dar cuenta que tengo un bloqueo emocional. Al toque
lo googlee al tema. Supuestamente los que padecemos este problemita somos
individuos que nos cerramos a situaciones y restringimos los estímulos que nos
resultarían gratificantes y nos ayudarían a progresar.
O sea, yo solita soy una especie de cárcel.
Presa de mis emociones encerradas. Me aclaró que no soy la única. Se ve que
muchos de los del grupo del tres adelante acrecentamos nuestro inventario
interno con aquello que hoy está tan de moda: las fobias. No es lógico, a mi
entender, que al poco tiempo de conocer a alguien ya te diga te quiero; para
otros no es normal que yo, con mi edad, no aprovechara la oportunidad. Ramiro
me caía bien, me gustaba estar con él, pero de ahí a decirle te quiero era un
poco mucho…es más…para mí, demasiado.
Y así estoy gente…treinta, soltera, fóbica y
demás cualidades interesantes. A veces siento que no se qué hacer, cómo actuar,
cómo escapar de mí misma o cómo enfrentarme yo solita con el espejo y retarme
un buen rato. Ante estas situaciones me pregunto ¿qué es lo que se hace? Hay
que trabajarlo dice mi psicológica, animate a más me dice Mika, tratá de no
pensar tanto aporta Lucía…no te casás más si seguís así remata Victoria.
Lo que me queda claro es que no soy la única en
este mar de fueguitos, como denomina Galeano
al mundo en que vivimos, a la que le sucede esto. A muchos nos cuesta
arriesgar, animarnos a mostrar sentimientos, abrirnos ante nuevas historias
amorosas. La mayoría traemos un bagaje emotivo que nos frena, nos paraliza o
nos bloquea, como en mi caso. Siempre es más fácil mirarlo de afuera, se
complica cuando la complicada se vuelve una. Aclaro que he sido hoguera en otro
momento pero hoy soy solamente una llamita. Pienso que, por ahí, el mío es un
fuego que cuesta encender. Pero la sigo luchando y no pierdo la esperanza…esa
esperanza que me hace pensar que, tal vez prontamente, encuentre un fósforo,
encendedor o magiclick que me prenda y haga que mis llamas crezcan
irrefrenablemente.
Orsai ahí…
Lunes otra vez. Jorge no estaba ese día, se
había tomado unas mini vacaciones y nos atendía el mozo del turno mañana que no
nos conocía. Me trajo una torta de frutillas que no me gusta por equivocación y
tumbó sin querer el café sobre el vestido nuevo de Victoria. Igual se le
perdonaba porque con esos ojazos azules no había quien pudiera resistirse…sobre
todo Florencia:
-Ahh ¿vos sos el que atiende acá en la mañana?
¿Cómo te llamas? Gustavo mmm, conocí un Gustavo una vez, igual vos me caes
mejor… ¿y cuando salís de trabajar que hacés? ¿Estás soltero?
-Florencia no lo taladres a preguntas al
chico…que no va a querer atendernos más.
-Pero nooo, para mí tiene onda…fíjense como
viene constantemente a la mesa.
-Y si Flor, somos las únicas que estamos un
lunes a esta hora acá, no tiene mucha más gente que atender. Y deja de hacerte
la cabeza que ya me preguntó dos veces donde había comprado la remera tan linda
que tengo puesta y si la cartera de Lucía viene en otro color…
-No me digas…
-Si te digo ¿no sabes que cada vez son más
amiga? Se nos está complicando…
-A mí se me complicó lindo amigas. El otro día
me llamó Mauricio y lo vi. En realidad tres veces lo vi en esta semana…yo no sé por qué
vuelve siempre.
-¿Mauricio, el fanático de Maradona? ¿El que si
tenían hijos y eran mujeres quería ponerle a una Mara y a la otra Dona? ¿Ese
Mauricio?
-Si Lu, ese Mauricio…con el que salí cuatro
años, con el que conviví dos, con el que mirábamos deporte juntos y con el que
me pelee cuando me enteré que el amigo, ese tanto que veía para ir a jugar al
fútbol, se llamaba Carolina.
-¿Qué quería, Mica? ¿Volver?
-Al principio pensé que sí, llamó el lunes
después que nos fuimos de acá y me pidió vernos. Me dijo que me extrañaba y que
sentía que yo era la única mujer de su vida…y volví a caer como una boba. Lo vi
el lunes, el miércoles y el viernes. Se quedó a dormir. Charlamos horas. Maratones
en la cama…no lo podía creer. Sigue con algunas mañas antiguas, el fanatismo
por el que ya saben no se le fue para nada. Es más está pensando viajar a Dubái
para sus próximas vacaciones…hasta me invitó a ir con él…dice que aunque sea
quiere estar en la misma ciudad que el Diego. Pero más allá de eso lo vi mejor,
más centrado…parecía tan sincero. Pero el sábado cuando lo llamé para vernos no
me contestó en todo el día. No tuve noticias, no les dije nada porque me la
pase encerrada mirando el teléfono fijo y el celular para ver si tenía alguna
noticia, ni fui a correr y…nada…el domingo lo volví a llamar y a la décima vez
me atendió…
-¿Y?
-Me explicó que se había apurado en
contactarme, que tal vez no estábamos destinados a estar juntos, que no se
sentía preparado para comenzar nada nuevamente y que no me quería hacer mal
porque yo era muy importante para él…
-Ahh de tan importantes que somos no pueden
estar con nosotras, por favor!!!!!!
-Eso no es lo peor, antes de cortar me dijo que
yo siempre iba a formar parte de él y que…me da una vergüenza chicas…me dijo…
-Dale Micaela ¿Qué te dijo?
-Que yo iba a ser siempre para él como la
Claudia para el Diego…
Qué raro cuando te comparan así ¿no? No tengo
mucha idea de los vericuetos de la relación de los Maradona, tampoco me importa
demasiado. Pero los hombres tratan de explicar sentimientos, cuestiones y
accionares a partir de ejemplos que para nosotras son completamente irrisorios.
Meten en sus defensas las cuestiones más dispares que se puedan escuchar.
“Te lo juro por mi auto que es lo que más
quiero”. “No le estaba dando un beso, le estaba soplando una basurita del ojo”.
“Vos la tenés conmigo ¿qué tiene que hable con mi compañera de laburo a las
cuatro de la mañana? se había olvidado de decirme algo importante que hacer el
lunes en la oficina”. “Si, Pablo me puede decir yo también te espero mi
amorcito, es un código que tenemos”.
Yo no sé en qué cabeza puede entrar que nos
comamos semejante cuento. Cuando las mujeres obviamos estas contestaciones y
seguimos para adelante sabemos fehacientemente que nos están mintiendo, no
somos ilusas, pero en el afán de no perder lo que tenemos miramos para el
costado y nos metemos tapones imaginarios en los oídos ¡Cuánto que se hace en
nombre del amor!
Siempre me pregunté si no era más fácil hablar
con la verdad, pero los seres humanos somos un poco rebuscados y como no
sabemos del todo qué queremos en cuestiones amorosas nos brotan las mentiras
más bizarras que podamos inventar. Y no sólo creemos que el otro se “tragó” la historia sino que terminamos
apropiándola y nos la terminamos creyendo nosotros mismos. Hasta las últimas
consecuencias dirían muchos ¿Pero con qué sentido extendemos algo que ya
sabemos que se acabó? ¿Por qué escarbar y escarbar la herida abierta por algo
que no funciona? ¿Qué retorcido sentimiento nos hace no querer soltar cuando ya
se sabe que la soga se cortó hace rato?
Es difícil hacer ir al amor, a aquello que
creemos como único e irrepetible…preferible malo conocido ¿no? A esta altura
del calendario yo dejé ir muchos amores, los pocos inolvidables y los muchos
olvidables…todos tenían sus mañas, sus fanatismos, sus características
peculiares. Retomando lo dicho por el ex de mi amiga…para seguir con la
metáfora tan agraciada con la que se refirió…esto no era un segundo tiempo en
un partido de fútbol para Micaela, ni siquiera un alargue. Habían ido a los
penales y los habían pateado todos afuera. La pelota se les fue para cualquier
lado.
Por suerte, después de tanta charla con sus
amigas del alma Mica se prometió dejarlo ir…no sin antes enviarlo, con el mejor
de sus cariños, a la recalcada Maradona que lo parió.